jueves, 26 de marzo de 2009

PRESENTARON EL LIBRO "TROPEROS, JINETES y DOMADORES"

Nota de Karen Da Silva, del Departamento de Comunicación del Obispado de Tacuarembó-Rivera.

En el marco de la 23ª Fiesta de la Patria Gaucha, el Centro de la Memoria del Obispado de Tacuarembó, en el Rancho "Los Amigos" presentó el libro: "Troperos, Jinetes y Domadores" de la Licenciada en Antropología, Ana Cecilia Rodríguez y Robert Da Silva.

En dicha presentación estuvo presente el Obispo Diocesano Monseñor Julio César Bonino, la Encargada del Centro de la Memoria, Maestra Natalia Fernández , el Sr. Walter Díaz, Idóneo en Antropología y Licenciado en Comunicación, quien los ayudó mucho a los autores a la construcción de este libro, y en representación de Ana Rodríguez estuvo su mamá.

Con un muy buen marco de público y mucha prensa a nivel nacional y local, comenzó dicha presentación con las palabras del Sr. Obispo Julio Bonino, el que en la oportunidad expresó:

"Bienvenidos! y Bienvenidas! A esta alegría que tenemos en esta tarde de poder poner en común algo que han realizado con mucho esfuerzo y con mucho cariño, Robert y Ana.
Parece que la mejor gente que yo conozco es la que sabe valorar la Tierra que pisa y lo que es cada uno de los que viven.
Te damos gracias Señor, decimos algunos cristianos por esta tierra tan linda que tenemos, que nos diste y por los hombres y mujeres que la habitan.
Me parece que por suerte se va acabando la historia de que son los héroes los que construyen la historia de los pueblos y estamos tratando de descubrir al pueblo, que a través de hombres y mujeres que nos salen en los libros, muchas veces son los verdaderos protagonistas y los que nos han dado lo que tenemos, para proyectarnos hacia el futuro así por nuestra patria y por tratar de proyectarnos con el mundo desde lo que somos.”

La Encargada del Centro de la Memoria, Maestra Natalia Fernández, recomendó la lectura del libro ya que dijo: "quien tenga la oportunidad de leerlo, tendrá la oportunidad de leer un sorbo de ese riquísimo patrimonio que nos dejaron nuestros gauchos orientales".

Por su parte, Walter Díaz, señaló: "Creo que lo más importante que aquí se descubre, lo que aparece a la luz en un país o una región donde siempre se habla de la razón y nos contamina de grandes conceptos y abstracciones, y nos olvidamos de que si indudablemente vivimos porque nos alimentamos de la tierra y del contacto con la tierra y la transmisión de esas pautas de trabajo con la tierra, producen nuestra vida y nuestra espiritualidad.
Soy un trasmisor de las pautas culturales que tomo de algunas de las abstracciones de la tierra pero mucho de la experiencia.
Es importante decir que tenemos que invertir lo que son nuestras pautas de educación, tenemos que descubrir en lo olvidado de la tierra, pero de lo más profundo de nuestra región, para que ella enseñe a los que habitamos los puertos.
Deseamos que las nuevas generaciones conozcan más de esta tierra que es lo que nos alimenta. La investigación que Ana y Robert hicieron, es una recopilación formidable en las voces de todos aquellos que viven hoy y viven de su experiencia y sus conocimientos en el campo, en lo alejado de los centros urbanos, esa gran recopilación que está en el centro de la memoria.
Renzo Pi. Iba a hacer un prefacio pero nos hizo una presentación y Renzo quedó tan tocado por el libro que escribió un poema o unas décimas dedicadas a Ana y Robert y con esto quiero terminar para que Robert nos hable del contenido del Libro.
Pero también quería decir que este libro no es solamente para leer sino también para escuchar y saben por qué? Porque muchos de los actores que están en este libro no saben leer, entonces van a tener que escuchar de la lectura de sus hijos, sobrinos o nietos, lo que aquí dice, lo que aquí dijeron ellos mismos.
Entonces paso a la lectura de Renzo y me alegro que esté presente aquí la mamá de Ana, porque lo va a escuchar por primera vez y dice así.

PARA ANA RODRIGUEZ y ROBERT DA SILVA.

Robert Da Silva y Ana Rodríguez, han hecho un muy buen trabajo y si esto suena a agasajo así es, porque con ganas han puesto con forma galana cosas que a mi me gustan y me aboco y me parece no poco lo que nos han presentado pa que no quede olvidado todo lo que eso evoco.

El lector quizás adquiera los haberes de otro tiempo que no son un pasa tiempo, para la gente de afuera, más cualquiera que lo quiera, no lo podría hacer mejor revivir al domador, al corredor, al tropero no pa cualquiera.

Primero tendría que vivir con fervor y comprender esas vidas tan ricas en sus simplezas pero precisas y con las agudezas que aquí son recogidas.
No cuentan cosas manidas y el trabajo si es fecundo rescatan de lo profundo, las experiencias vividas que no han quedado dormidas en ese preciso mundo y corto ya por acá mi entro improvisatorio, no hago de esto un jolgorio y la estrofa que aquí va me ha recordado, que allá cuando yo era un gurí algo de eso conocí y hoy lo veo referido lindamente vestido en el libro que está aquí los saluda conmovido el payador Renzo Pi.

Visiblemente emocionado el autor con mucha prensa adelante, con sus padres presentes y dos de sus 10 hermanos presentes, algunos actores del libro , autoridades locales, maestros, y público en particular con mucha convicción y gran amor por lo que estaba haciendo, Robert Da Silva dijo:

“Buenas Noches, a todos... Es de bien nacidos ser agradecido y yo en primer lugar quiero agradecerle a Dios por darme la vida y por estar en este lugar bendito del Norte uruguayo.
Agradezco a Monseñor Julio César Bonino, al Obispado de Tacuarembó que fue el que nos dio la oportunidad a Ana y a mí para hacer este trabajo, al Centro de la Memoria por financiarlo y tratamos de hacer con ella esto que ven ahora.

Este trabajo que fue un contrato por seis meses.
Nunca ninguno de los dos habíamos hecho un libro, no me considero escritor, ni historiador, soy simplemente un relator de historias de la campaña, porque la aprendí , porque la conozco, porque de ahí vienen mis raíces, lo que traté de hacer fue escribir, sí con la ayuda y el apoyo continuo de Ana Rodríguez que venía de la ciudad, pero que vivió 5 años en Valle Edén, y se sintió adentro del interior, lo sintió y lo respetó por eso intentamos hacer en estos seis meses lo mejor que pudimos.

Habían montones de trabajos que estaban iniciados sobre el trabajo rural y teníamos la propuesta de hacer librillos y decidimos después hacer uno más grande con algunas páginas más.
Yo me encargaba de recoger los datos de esta gente que hablan el mismo idioma mío y en muchos casos me vieron nacer y me conocen de chico y por ahí me facilitó la conversación con esta gente y respetando todo eso, tuve que dedicarle tiempo a ellos, tuve que esperar sus tiempos y no era siempre que me podían atender, lógicamente todos trabajan , no importan la edad que tengan .

Hubo un Sr. Don Cervando González que me atendió a las 12 de la noche, sin ningún inconveniente porque entendió la razón por la cual quería estar acá adentro, y de esa gente como él hay muchos, hay mucho de todas las etnias, de esta América morena , porque cuando nos dieron esta posibilidad sentí que tenía la necesidad y ayudar a algo, de devolverle a alguien algo del conocimiento rescatado por ellos. Han sido mis maestros desde que nací, fueron los que me enseñaron el camino, a veces lo habré equivocado, pero siempre algunas de estas personas me dio una mano y no me dejó como dice el criollo “tirado en el camino”.

Este libro es de ellos, de Ana que colaboró y mucho, y lo que hice yo fue sacarle del libro de sus vidas las mejores páginas que me las regalaron para que integren este libro, esas páginas que están hechas con la historia viva de esas personas y como a veces pienso y tengo el presentimiento que en este suelo bendito todavía sigue viviendo la maldición de Malinche, ojalá que entre todos demos muerte y sepultura lo más pronto posible, porque es de la manera que se puede salvar la identidad, de toda esta gente.

Que no sea solo en estas fiestas que se venera al Gaucho!!

Acá en el libro hay gauchos que conocen un ruedo, otros ni siquiera lo pisaron y siguen siendo tan gauchos por dentro y es gente del color de la tierra nuestra, porque vienen con raíces de los de acá y la mayoría se identifica con el charrúa y muchos afrodescendientes, como mi caso que me atraviesan esas etnias, gente de color moreno pero de almas blancas y cabezas limpias, donde la escuela de la vida los encontró con un trabajo y no tuvieron elección.

Algunos son domadores por elección, ellos se encontraron con el oficio otros lo heredaron.
Hay una gran diferencia entre jinete y domador, se puede ser jinete y no se puede ser domador y viceversa. El jinete es el que monta, a premio en un concurso, son segundos, es un espectáculo como los que vemos acá.
El domador es un oficio y vive de eso, si tendrá importancia este oficio, que en la campaña se involucra con el caballo, porque es el medio de transporte que va a tener para ir a la escuela y ahí esta la importancia del domador.
Está en el libro, cada uno de los conocimientos, está la doma criolla, cada uno con su historia, con su forma de domar y sin criticar a nadie la forma que tiene.

Hay domadores que traen desde el dominio del caballo que solo ellos lo saben, entonces el tiempo de mansedumbre se reduce por el conocimiento que tienen, no han nacido pero han vivido arriba del caballo, también habla de los prejuicios del reservado, si es judiado o no, esta gente lo explica y muy bien.
El reservado pasa el año suelto, viene un día acá en estas criollas y son segundos para jinetear y a veces no les andan, pero viven sueltos y comiendo, el otro caballo sí que sufre, el de los carros, el que anda en las estancias sin resuello todo el día, ese sí es sacrificado, dependiendo del trato que se le de, y ahí el domador tiene tristeza porque él entrega un trabajo bien hecho.
Acá también van a encontrar los pasos de la doma, las diferencias de la doma, la doma nacional, doma tradicional, doma india, y la doma sin violencia que últimamente hasta las hacen las mujeres y los niños inclusive. Todo referido al caballo.

Después el tropero, casi todos estos muchachos han sido troperos y siguen siéndolo, el hombre de la foto de la tapa del libro sigue tropeando sin mapa, porque el mapa lo lleva en la cabeza, recorriendo el territorio uruguayo, llevando grandes capitales ajenos volviendo con poco en los bolsillos para mantener a sus hijos, ahora ya hombre pero en ese caso lo espera su señora y todos los troperos es la misma historia, por eso es que viendo el sacrificio de toda esa gente y habiendo sido de ese ambiente, criado de chico, me parece que lo más justo es darle la oportunidad de aquel que estuvo en la ladera, subir un poquito y mirar por lo menos su historia y que quede reflejado.

Ojalá en todos los departamentos se hiciera esto, porque estas personas mayores, los jóvenes no se les acercan o si lo hacen, les bailan un malambo porque andan vestidos de gauchos, ojalá se les acerquen y las palabras del gaucho les quede malambeando en la cabeza para que cambien el rumbo, pero el rumbo para bien. No quiero decir que la juventud está toda perdida, pero a veces sería bueno respetar al semejante, que por honrar la tradición esta gente fue poco a la escuela, pero tuvo deberes que no se le borraron, que no les pasa por el costado, derechos morales, derechos espirituales, tampoco se olvidaron de la dignidad, la responsabilidad y la humildad, y sobre todo un gran respeto, palabra que se usa mucho pero se ha quitado de la cabeza y la práctica, lo noto todos los días y es por eso que agradeciendo a toda la gente que me ha ayudado de alguna u otra maner,a a los que están y a los que no.

A mis padres, a mi madre, a mis hermanos, que de diferentes puntos cada uno con su trabajo me han apoyado Gracias!!.

Pienso que cuando el viejo le saca algo a alguien, le regala otras y de esas capacidades que por ahí uno las tiene escondidas, traté de dejar para beneficio, si es que así sirve, de la sociedad toda que quede en la memoria viva de la gente, que con tanto respeto nos trataron y nosotros a ellos.
Ojalá las escuelas, algún día, instrumenten de enseñarle a los gurises también, por ejemplo el pelaje de los caballos, he visto en alguna oportunidad en algún ómnibus un nene decir, un caballo rojo, un caballo amarillo, y la madre le dice si viste que bonito. Sííí, qué bonito, y es que ella tampoco sabe, porque a ella nadie le enseñó el pelaje del caballo que es identidad nacional, y el pelaje del caballo es más viejo que la injusticia (hablando en criollo), y eso tiene que estar, no es solo venir acá y al prado.

Ojalá se acerquen a esas personas que están medios polvorientos, pero si logran tener la llave y abrir ese cofre, encuentran que lo mejor está adentro, y capáz ahí entiendan la razón por la cual estamos acá.
No quiere decir que en este libro los que están sean los mejores, sino que fue los que yo puede rescatar.

Estoy convencido que de los que estamos acá hoy, más de uno tiene un abuelo, que fue tropero, o domador, o tal vez esquilador o un padre de raza indígena o un chorro de mezcla de negro entreverado, pero a veces tenemos miedo a identificarnos y perdemos lo nuestro, los de acá como dijo don Virgilio, “el color de la tierra es de aquí mijo…” y debe ser de los pocos que se siente orgullo de decirlo, y de sentirse así como sus hijos y nietos, y hay gente que se avergüenza del color que lleva , cuando realmente es el color que nos dejaron los de abajo y ojalá las nuevas generaciones puedan ver esto.

Quise hacer esto (mostrando el libro donde en la tapa, están los mayores arriba, y los jóvenes y niños abajo) porque los mayores no están en la culata, el conocimiento va a adelante, los otros van recogiendo lo que los mayores dejan. Para mí siempre será así. La puntera la llevan los mayores.
Hay un niño tropero durmiendo al ras y eso significa que ese niño porque trabaje algunas horas va a quedar mal, los niños trabajan con sus padres desde chiquitos, pero respetando al semejante y saben respetar al animal, por lo tanto esas personas tienen un lugar ganado y bien ganando en estas tierras, para mí los que están aquí todos son importantes, desde el más chico al más grande, porque si hay una cosa que me enseñaron esos señores que son mis padres y están ahí, es el respeto al semejante.
He tenido poco estudio pero mucha calle y el rodar no hace la ciencia, pero tampoco es pecado, entonces donde hay yeguas potros nacen, es un dicho conocido y es un hijo querido si a sus padres satisface.
Si satisfacen a sus padres y a la sociedad de verlos crecer sanos en un ambiente así, son felices.

Lo decía Don Umpiérrez, acá usted ve un gaucho con un facón en la cintura y no ve un lío ni de casualidad, porque es parte del atuendo del gaucho el cuchillo no porque sea malo, esos miedos hay que sacarlos, lógicamente que algunas personas reaccionan pero la mayoría lo usan porque es parte de su indumentaria criolla, por eso no esperen que esos gauchos descansen en un museo sin vida, que aprovechen que ahora viven, que se les acerquen sin miedo y descubran tantas cosas como otros tantos oficios que hay para nombrar y todos los tengo en la memoria porque todos ellos son gauchos de acá de esta tierra.

Ojalá que todas las personas que quieren esta tierra no miren por arriba al gaucho, hablo del profesional, ese que tuvo la posibilidad de llegar y el otro tuvo que trabajar, pero de ese trabajo tuvo que aportar para que ese profesional llegara, por lo tanto le debe el mismo respeto y no debe mirarlo por arriba del hombro, entonces ahí sí vamos a entendernos y hablaremos el mismo idioma y en un evento en vez de 50 policías cuidando, no habrá ninguno.

Y me quiero despedir con un homenaje a todos los gauchos con un verso de un argentino.
Argentino Luna. Una estrofa que dice así…. De atravesar vendavales traigo el poncho a la miseria, pero para mí media muerte este poncho me suegra, si malo es ser jugador y robar es cosa fea, no hay que malgastar la vida pa que el diablo se enfurezca.
Pa que estos tengan caballos, he domado la vida entera y gasté en duro trabajo lo mejor de mi existencia…

Con esto les doy las muchas gracias a todos y les digo al que le caiga en las manos este libro, no se va a llevar solo 200 páginas, se va a llevar un pedazo grande de la Patria, un brazado de tradición y un puñado de conocimientos que ojalá les sirva y los ayude, ésa es mi intención. MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS!!!

Finalizada la oratoria de todos, Robert autografió algunos libros y dio notas a la prensa allí presente.

El libro "Troperos, Jinetes y Domadores" se puede adquirir con un bono colaboración en el Centro de la Memoria del Obispado por 200 pesos uruguayos.

No hay comentarios.: