sábado, 7 de junio de 2008

7 y 8 DE JUNIO: ENCUENTRO NACIONAL DEL CO.NA.CHA. EN TACUAREMBÓ

Nota de Ana María Barbosa, publicada en Semanario "Acción Informativa" de Tacuarembó.*

LOS CHARRÚAS EN EL SIGLO XXI

Caminamos hacia el Encuentro Nacional del Consejo de la Nación Charrúa de Uruguay - CO.NA.CHA, este fin de semana aquí en Tacuarembó.

Los uruguayos, los tacuaremboenses incluidos, tendemos siempre a pensar en los temas indígenas como "cosa del pasado", luchando en nuestras primeras etapas organizativas por una reivindicación histórica, donde parece agotarse nuestra lucha.

Pero en realidad, ese es sólo el comienzo de un proceso que irreversiblemente nos lleva a sintonizar con el movimiento indígena del continente. En América Latina hay 60 millones de indígenas, es la actualidad del continente.

Personas en su gran mayoría pobres, que viven luchando por sus derechos colectivos, la tenencia de la tierra que les pertenece desde tiempos anteriores a las conquistas, sus valores culturales, vestimenta, costumbres, su medicina ancestral, su lengua originaria, el derecho a la educación.

Pero, también en el siglo XXI, somos los indígenas, los que debemos encontrar los caminos de unidad en la diversidad, convenciendo con argumentos sólidos, con propuestas válidas a los gobiernos de que hay otro modelo posible para América Latina, para nuestra Abya Yala.

Se vuelve urgente y necesario que logremos equidistar las concepciones. El hombre occidental fue educado para dominar, el indígena para compartir, y como uno no ceja y el otro no renuncia, las diferencias han creado las mayores injusticias.

El este período que nos ha tocado al frente del Fondo Indígena, hemos tratado de hacerlo de tal manera, que no sea la institución la protagonista, sino la facilitadora de los procesos, para que los verdaderos protagonistas sean los pueblos indígenas y sus organizaciones.

Por ese camino hemos logrado articular agendas de las principales organizaciones regionales como CICA, el Consejo Indígena de Centro América; la COICA, Coordinadora Indígena de la Cuenca Amazónica; CAOI, Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas y el Movimiento de Mujeres Indígenas del continente.

REFLEXIONEMOS:
- Por qué los charrúas no podemos articular en esas agendas continentales?. Acaso no tenemos un modo de vida que reivindicar y por el cual luchar?
- Acaso no tiene el modelo impuesto en el Uruguay una alternativa, desde nuestra propia identidad?
- Nos hemos preguntado y reflexionado seriamente qué actitud tendría hoy una comunidad charrúa que podría estar asentada a orillas del Río Negro?
- Acaso no explotaría la ganadería o la pesca, acaso no harían la chacra en Batoví?

Seguramente no dependeríamos del petróleo como única forma de energía, seguramente la producción de las hidroeléctricas sobre el Río Uruguay estarían repartidas en una forma más equitativa y no estaríamos hablando de energía nuclear, sino de energías limpias como la eólica y la solar, sin negarnos al progreso, pero dejando de lado el paradigma del desarrollo, concepto capitalista que ha sumergido a la mayoría de la población de América Latina, con sus teorías economicistas de libre comercio y leyes del mercado.

Los vaticinios sobre los destinos de nuestra Pacha Mama no son buenos, pero la toma de conciencia real y las medidas de prevención de tan insoportable destino, no dependerá solamente de los indígenas, necesitará de la comprensión de la humanidad, la comprensión de que la tierra, el agua y el aire, son partes indivisibles de nuestros cuerpos y de nuestros espíritus. Y esto es un modo de pensar y sentir, que los indígenas hemos tenido desde los más remotos tiempos.

Esa disposición de unidad de conocimientos y saberes es el verdadero espíritu de la comunidad indígena del continente. El Fondo Indígena que hoy me toca presidir como representante de Uruguay, puede ser una herramienta muy útil.

América es un continente compartido, ya no hay retorno, pero sí podemos lograr una armonía original, distinta a la que todos hemos buscado hasta ahora. Una verdadera armonía basada en la tolerancia, en el reconocimiento cultural, en el respeto por los valores, por los derechos colectivos y por la diversidad.

En el Uruguay, lamentablemente estamos muy heridos por la historia, el genocidio de los charrúas es una marca molesta, es un dolor silencioso que lleva la gente de nuestro pueblo que aún calla sus raíces, como una herencia maldita de los últimos siglos, cuando la denuncia de la sangre aborígen de nuestra brava raza era una segura sentencia de muerte.

A nosotros los charrúas nos ha costado mucho el reconocimiento y el auto reconocimiento, durante todo el siglo XX y lo que va del XXI. Luego del asesinato de nuestros hermanos en Salsipuedes, en 1831, por orden del primer presidente constitucional Gral Fructuoso Rivera, tristemente considerado héroe en los libros de historia que leen nuestros hijos. Nuestras instituciones se han formado con una concepción colonizadora, y el pensamiento occidental ha intentado callar las voces que aún resuenan de las almas de nuestros abuelos.

Por suerte hoy la fuerza de nuestros hermanos se va sumando, y cada vez somos más los que ya no tenemos miedo a decir que somos charrúas. Ya no queremos más muerte, ya no queremos más olvido.

En el mundo llamado moderno hay muchas formas de morir, dos de ellas son: el olvido y la indiferencia. Nuestra forma de vida no es la venganza, nuestras herramientas no son ni el odio, ni el rencor, sino la razón, la justicia, la libertad, nuestra espiritualidad.

No hay comentarios.: