domingo, 15 de junio de 2008

ASÍ NOS VEN... A URUGUAY LE SALIÓ CARINI

Fuente: Revista “Olé” de Argentina - Maxi Delgado mdelgado@ole.com.ar

Uruguay puso un esquema ofensivo, pero jugó mal, su arquero falló y Venezuela logró el punto que quería.

Arango pateó un tiro libre desde 40 metros. Carini dudó qué hacer, dio rebote y Ronald Vargas puso el 1-1.

Lucha contra sí mismo, lucha contra sus limitaciones, lucha contra su gente y lucha porque querer no es poder. Uruguay vive en estado de alerta y movilización: está más para la protesta y el piquete que para el fútbol que supo mostrar en otras décadas. Y por eso tiene que revisar su historia. Porque hoy ya no puede tener buen fútbol continuo, salvo algunos momentos aislados.


Cree que sólo con la chapa va a ganar y porque piensa que con jugadores que juegan en otras ligas más importantes que la local, le alcanza y le sobra para barrer a unos muchachos que hasta no hace mucho sólo vivían del béisbol.

El gran error pasa por no asumirse en menores condiciones que las de antes y, a partir de allí, volver a hacer un trabajo concreto para crecer otra vez. ¿Cuánto hace que Uruguay vive del nombre, que no figura internacionalmente en ningún lado, que sufre en las Eliminatorias con selecciones que no debiera sufrir? Ahí la cuestión.


Y por eso, Venezuela logró un buen empate en el antes mítico Centenario y que ahora, salvo a Bolivia, no preocupa a ninguna otra selección de América.


El croquis de base que mostró el Maestro Tabárez fue un símil al River de Simeone. Obligado por el rival y por las circunstancias, Uruguay sorprendió con un 4-2-3-1. Y en la teoría le salió bien. Porque plantó en campo su necesidad de triunfo con un estilo de juego más arriesgado que el habitual. Pero después chocó con las limitaciones propias de los nervios de algunos jugadores y la falta de aptitud de otros en posiciones no comunes.

Y entonces mientras el equipo atacaba casi con cuatro delanteros, no podía generar situaciones claras salvo los lógicos centros de Pereira y de Cáceres para Abreu y cía. De hecho, así fue el gol de Lugano. Igual que en River, la selección dependió de la buena estrella de algún jugador. En este caso, de lo que pudiera hacer Forlán, de algún arrebato de Vicente Sánchez (no ligó en una que reventó el travesaño) y, lo dicho, de algún otro centro para cualquiera.


Así, claro, es imposible pensar a futuro sin presente.

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